Fue hace unos cinco años. Acababa de romper con mi novia y era la primera vez que salía como “hombre libre”.Estoy en una fiesta. Mis amigos han desaparecido, dejándome a solas con una mujer preciosa. Sin saber cómo, de repente me veo hablando animadamente con ella. Pasamos de un tema a otro. Le cuento mi viaje a Ámsterdam, la hago reír. En algún punto digo algo y ella me mira raro. Dice que soy un poco machista y a mí me falta el tiempo para negarlo. ¿Machista yo, por Dios? Busco razones que demuestren que no sólo no soy machista, sino un tío cojonudo, y las encuentro.
Y en ese instante puedo leer, y es tan claro que resulta incluso violento, la desilusión en su rostro. ¿Será porque porque cree que soy un machista?, me pregunto. Y le insisto que no lo soy. Ella me dice que no pasa nada, que me cree, pero resulta evidente que ha pasado algo. Yo continúo hablando y se muestra bastante menos animada que antes. Pasa un rato incómodo. Llega una amiga suya y me quedo parado escuchándolas hablar. Al rato me escucho diciéndole: “Oye, ¿he dicho algo que te ha molestado?”.
Y veo que sencillamente se larga.
Creo que algo así cabrea a cualquiera. Y yo me cabreé bastante, pero no aprendí la lección. Luego de esto tuve una época en la que estaba obsesionado por parecer un buen chico, y de no comerme una rosca. Y ya que sale a colación el tema de la comida, me veía como un perrito bueno esperando su galletita con forma de hueso. Esperaba la aprobación de la chica que me gustaba como una mascota espera su galletita. Había traído las zapatillas, había levantado la patita, coño, me merecía esa galleta.
Cada vez que conseguía algo de aprobación, me alegraba y hasta me ponía algo nervioso. Pero, si lo pensaba bien, volvía a cabrearme: el tema de las galletitas tampoco parecía llevarme a ningún lado. Y, la leche, ¡era bastante indigno!
Mi querido lector, si leyendo estas líneas te sientes identificado, ¡reacciona! No confundas más su aprobación con su atracción hacia ti. De hecho, tener en consideración su aprobación sólo puede perjudicarte.
Porque te van a poner a prueba. Es algo que conviene que te metas en la cabeza: las mujeres te van a poner a prueba, y una de las formas será retirándote su aprobación.
Cuando muestren rechazo o desagrado por algo que haces o dices, será para ver si te asustas y cambias de opinión o corres a disculparte. O a justificarte, que no es mucho mejor. En ocasiones, su programación social les lleva a sentir auténtico rechazo o desagrado por muchas cosas estúpidas, así que estate preparado para cualquier cosa.
Tu Valor descenderá notablemente si te disculpas o justificas. En lugar de ello, te conviene ignorar por completo su comentario y, a veces, incluso ridiculizarla delante de sus amigos. En otras ocasiones, lo adecuado será hacer caso omiso de su desaprobación y sacar otro tema con el que metértelas en el bolsillo. A fin de cuentas, una vez empiezas a gustar seriamente a una chica, ésta empieza a excusarte de mil formas ante los demás o ante sí misma.
Habrá casos, incluso, en los que aquello que más critican sea también, precisamente, aquello que más les atrae.
No tengas miedo a la tensión. Si una mujer te pone a prueba es señal de que quiere ver si lo que tiene delante es real, y no sólo un envoltorio de cartón. Ella quiere ver si ese coloso de rostro imperturbable que tiene enfrente es James Bond o si es como el resto: un flan o un castillo de naipes.
Te mirará con cara de sospecha, tocará temas que crea que te pueden incomodar o que resulten conflictivos, pondrá en duda tus capacidades o dirá cualquier cosa que te haga sentir incómodo o te ponga en evidencia. Lo mejor que puedes hacer es seguir siendo congruente con lo que quiera que hayas mostrado hasta el momento y, en ciertas ocasiones, incluso ignorarla.
Una forma muy particular de ponerte a prueba será la de hacerse la ofendida o la paranoica cuando hagas lleves a cabo un comentario sexual. Este es un tipo de test en el que cae la mayoría de la gente y que los Naturales saben superar muy bien.
La mayoría de las mujeres, a partir de cierta edad, saben lo que es una aventura apasionada. Han tenido demasiadas oportunidades como para no saberlo. Por ello, cuando una mujer se hace la monjita contigo de buenas a primeras o te deja claro, sin venir a cuento, que sólo busca amistad, lo más probable es que te esté poniendo a prueba. Si te la tomas muy en serio, la empiezas a respetar más de la cuenta y te sientes cohibido en su compañía, ya sabrá que no debe catalogarte como amante.
Lo que los Naturales y los Aven hacen es ser ellos mismos y seguir expresando sin cohibiciones su naturaleza sexual. Si la “monjita” se mete demasiado con ellos, la ignoran por completo o la ridiculizan con cariño. Cuando esto se hace bien, la mujer no suele tardar en quitarse sus máscaras, relajarse y empezar a ser más ella misma.
Ahora bien: hay monjitas de verdad. Pocas, pero las hay. Lo que debes preguntarte es si, habiendo tantas mujeres sin traumas extraños, tienes tiempo para monjitas. Si te interesan las “monjitas” realmente, te respeto. Pero me temo también que este libro no está diseñado para ayudarte en dichos casos.
Otro riesgo de confundir aprobación con atracción es que puede llevarte a dejar que te falte al respeto. Si dejas que no tenga en suficiente consideración tu tiempo, dinero, propiedad o inteligencia, estarás siendo incongruente y fallando uno de sus Tests.
Por ello, cuando esto ocurra, lo mejor que puedes hacer es decírselo educadamente y marcharte, dejarla de lado y prestar más atención a sus amigos o cualquier otra cosa que muestre a las claras que no tienes tiempo para la gente que no te respeta o toma en serio.
En resumidas cuentas, como habrás podido observar, confundir aprobación con atracción hará que falles en multitud de Tests.
Las mejores respuestas a cada uno de los tests, serán aquellas que muestren que eres congruente, que eres capaz de mantenerla en tu Marco o de llevarla a un Estado Favorable. Varían en cada caso, pero recuerda que la idea es reaccionar como los hombres más Alfa lo harían si se viesen en dicha situación. En otras palabras, se trata ser congruente con dicho papel.
Un saludo, ¡y que el espíritu Aven te acompañe!
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